Los cambios que nuestros hijos experimentan entre los 6 y los 12 años no se reducen solamente al desarrollo físico y psicomotriz, sino que muchos están relacionados con dos de los pilares más importantes para su desarrollo como persona: la familia y los amigos. Vamos a destacar 15 puntos que resumen esta evolución:
- A partir de los 6 años, el concepto de familia se amplía para el niño, ya que empieza a preguntarse por sus orígenes y se interesa por su situación dentro del entorno familiar.
- Somos los padres los que inculcamos al niño las conductas y valores que la cultura establece.
- Los premios y castigos que impongamos al niño deben impartirse adecuadamente, de otro modo se potenciarían en él conductas que en un futuro podrían ser nocivas.
- El niño, a partir de los 6 años, tiene una gran necesidad de su familia; ésta es muy importante para él y le gusta alardear de ella ante sus amigos.
- Aunque quiere mucho a su familia, a partir de los 11 años el niño no da tantas muestras de afecto como cuando era más pequeño. Su actitud no muestra realmente sus sentimientos.
- Las normas familiares son cada vez más difíciles de respetar para el niño. Una actitud intransigente por parte de los padres no hará más que complicar las relaciones.
- Los padres debemos mantener una actitud conjunta y coherente frente a nuestros hijos. Esta forma de actuar dará seguridad al niño, ya que le ayudará a clarificar qué puede hacer y qué no. Las exigencias desmesuradas y los castigos autoritarios de los padres sólo llevan a los niños a estados de ansiedad y culpabilidad.
- Frente a la ansiedad que le causa su propio crecimiento, el niño adopta mecanismos de defensa que le ayudan en su superación.
- Las relaciones madre-hijo suelen ser más complicadas y tensas que las relaciones que se dan con el padre.
- Si el niño mantiene una buena relación con sus padres, suele tomar como modelo de identificación al de su propio sexo, asumiendo su misma forma de actuar.
- El orden de nacimiento que ocupa el niño en su familia le conlleva un tipo determinado de comportamiento.
- No deben establecerse comparaciones entre los hijos. Cada uno tiene su propia personalidad y los padres debemos ofrecerles a cada uno el trato que necesite.
- Las peleas y rivalidades entre hermanos o amigos son normales; con ellas prosperará el aprendizaje social. La actuación de los padres respecto a ellas debe ser de justicia y coherencia; la objetividad debe ser nuestro lema.
- Es conveniente que el niño se relacione desde una edad temprana con otros niños de su edad, para iniciarse en un círculo social.
- En cada edad las relaciones con los amigos son distintas. Empieza a profundizarse en ellas a partir de los 9 años, creándose grupos de la misma edad y sexo, para terminar con un confidente que también será del mismo sexo.